Mayor reconocimiento profesional y Administración menos intrincada para evitar casos como el de Canalejas

Para tratar de evitar interpretaciones erróneas, hacemos público de nuevo, con algunas matizaciones, el comunicado referente a las obras en el Complejo Canalejas

Hace unos días saltaba la noticia de que la arqueóloga encargada de estudiar los restos arqueológicos aparecidos en el parking de Canalejas había actuado negligentemente al no incluir en sus informes un viaje de agua del siglo XVIII.

La noticia se hacía pública tras colarse un youtuber en las obras y compartir en vídeo las imágenes afirmando datos que sólo un profesional de la arqueología puede avalar.

A tenor de las noticias publicadas en la prensa, la Dirección General de Patrimonio Cultural habría eludido su responsabilidad negando la existencia de los informes y comunicaciones suministrados por la arqueóloga en febrero de 2020, deslegitimando así a todo un colectivo en situación precaria cuya misión poco reconocida es proteger el patrimonio de todos.

No obstante, desde la citada Dirección General se nos indica que la afirmación sobre la inexistencia de informes se referiría exclusivamente a los correspondientes a las galerías, de factura contemporánea, recogidos en las grabaciones que dieron origen a la noticia.

Durante la segunda semana de enero, diversos medios impresos y digitales denunciaban la destrucción de los restos arqueológicos de un tramo importante del histórico viaje de agua del Bajo Abroñigal. Dichos restos salieron a la luz con motivo de las obras acometidas para construir el parking del polémico Complejo Canalejas ubicado en el centro de Madrid. Sin embargo, dicho hallazgo fue conocido por el gran público debido al vídeo compartido en noviembre de 2019 por un youtuber que se coló a escondidas en la obra.

El Complejo de Canalejas, que albergará un hotel de lujo con zona comercial y viviendas de alto standing, constituye unas de las operaciones urbanísticas más sonadas ya que, para su creación, se retiró la categoría de Bien de Interés Cultural a dos edificios históricos míticos de la capital. Se han sucedido pues desde su origen un cúmulo de despropósitos, con exclusivos intereses económicos y políticos, que se han agudizado con la publicación en medios de la supuesta mala praxis llevada a cabo por la arqueóloga encargada del estudio y catalogación de los hallazgos. En las informaciones, carentes de veracidad y sin haber contrastado la información, se indica que en el informe realizado por la arqueóloga no existía ninguna referencia a los restos arqueológicos del mencionado viaje del agua datado del siglo XVIII.

Contrario a la realidad, la arqueóloga designada para la obra no sólo alertó a la Dirección General de Patrimonio Cultural con los pertinentes informes y comunicaciones de hallazgo remitidos durante toda la obra sino que además suministró en febrero de 2020 un proyecto de musealización de los restos que solo ha recibido respuesta once meses después, tras ser publicada la noticia. En su reporte se incluían los restos de una noria de ladrillo y mortero, desplazados de su lugar original y que ahora se hallan en la planta menos tres del aparcamiento sin explicación e identificación alguna. Estos restos se encuentran además expuestos sin protección ante el paso de los coches y las personas que transitan por el parking. El proyecto presentado por la arqueóloga ante la Administración contemplaba vitrinas para la protección de los elementos musealizados, cartelerí­a, exposición de piezas halladas durante los trabajos de seguimiento y la proyección del trazado sobre su ubicación original. Según se indica desde la Dirección General, en estos días se han iniciado los trámites para la colocación de las protecciones correspondientes.

En las grabaciones furtivas realizadas por el mencionado youtuber se puede observar que este incumple toda norma de seguridad propia o ajena, ahora en cambio, es aplaudido por su supuesta defensa del patrimonio arqueológico que resulta ser incierta ya que carece de la formación profesional pertinente para realizar dichas afirmaciones.

En las construcciones que se pueden visionar en el vídeo, se observan materiales y sistemas constructivos contemporáneos que poco tienen que ver con los viajes de agua que perduran desde el siglo XII y que son abandonados en el siglo XIX. En todo el seguimiento de las publicaciones de lo que es un viaje de agua, en ninguna de ellas se plantean la existencia de materiales como el hormigón moderno en la cimentación de la estructura, el cemento o el buen estado de los ladrillos, indicadores de su construcción reciente que se pueden ver en la grabación publicada en YouTube.

La forma de los túneles y su funcionalidad siguen utilizándose y construyéndose en la actualidad para servicios eléctricos, de telefonía, desagües, etc. Son construidos con el denominado “método madrid”, que desde mediados del siglo XIX y con la llegada de multitud de mineros asturianos se popularizó en toda Europa y era utilizado en aquellos lugares en los que su orografía lo permitía. A un nivel muy básico, el Método Madrid consiste en la excavación manual, mecánica y con explosiones controladas, de túneles igual que si fueran minas y que son revestidos para su sostenimiento con materiales como ladrillo, dovelas de hormigón, etc. En el caso de los túneles de servicios, su construcción plantea pocas opciones para cambiar su forma o tamaño respecto a los “viajes de agua”, muy similares a los canales que excavaban los romanos para suministrar agua a sus ciudades. Por otro lado, conservar los centenares de kilómetros de viajes de agua en una ciudad como Madrid en constante crecimiento y remodelación es una acción de naturaleza inabarcable.

Desde el Colegio de Profesionales de la Arqueología de Madrid consideramos que las noticias publicadas recientemente, sin haber sido debidamente contrastadas e incluyendo afirmaciones sacadas de contexto, desacreditan a los profesionales de la arqueología atentando contra su profesionalidad y su labor fundamental en la defensa del patrimonio cultural que es de todos. Una vez más nos encontramos que el profesional desvalido es el objetivo fácil, ya que ni la promotora de la obra ni la administración competente, en este caso la Dirección General de Patrimonio Cultural, se han hecho cargo hasta bastantes días después de la publicación de la noticia, de la situación de desprotección en la que se encuentran a menudo los restos arqueológicos y de los profesionales encargados de su estudio y defensa. Este hecho se encuentra auspiciado por una legislación que parece hecha a medida de la especulación y una Administración saturada y poco ágil, con un ritmo de tramitación a menudo incompatible con el de las obras.

Nos parece un error no defender al profesional y no confirmar la existencia de sus comunicaciones, o permitir que las noticias den a entender que los profesionales de la arqueología no realizan su trabajo sin una investigación previa. Además, de las noticias publicadas en torno a este asunto parece desprenderse que la prensa habría tenido acceso directo al contenido de los informes cuya existencia parecía negar la Administración (lo que, además de ser contradictorio, resultaría de dudosa legalidad). Mientras, en el Colegio de Profesionales de la Arqueología de Madrid hay constancia de que la Dirección General de Patrimonio Cultural recibió los informes mensuales, las comunicaciones de hallazgos, y el proyecto para la musealización y puesta en valor de los restos localizados durante el seguimiento arqueopaleontológico de las obras realizadas en el Complejo Canalejas.

Para más información:
comunicacion.arqueologia@cdlmadrid.org

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